Opinión púbica

Sólo en Colombia: la reina y el tacaño
Por Rezandero
En Colombia pasan cosas que en el resto del mundo sería como verse “Misión Imposible: el fin de la corrupción”. Y es que bajo nuestro amado tricolor posan las figuras más emblemáticas de nuestra nación. El cóndor por ejemplo, representa a los que estamos en vía de extinción, ósea, los sinceros. El escudo, sobresale en la elegancia de los falsos positivos, perdón, de los policías y militares. La bandera está en el uniforme de impecables y disciplinados futbolistas como Dayro Moreno y El Tigre Castillo, hermosos modelos como El Chigüiro Benítez y La Guama Cardona, y los que son más argentinos que colombianos –por eso sirven– como Falcao y James. En fin, somos un país multi-cultural, multi-raro, mutilado, multi-corrupto, multi-callado.
Pero lectores de La Mentira, perdónenme si en mi multi-pasión me voy por la tangente. Pues en realidad, sólo he querido venir a hablarles de dos fenómenos curiosísimos: el primero, tiene que ver con el candidato al reinado de la Fiscalía General de la Nación, mi queridísimo Eduardo Montealegre, que con sus medidas 90-60-90 iría ganándole la batalla a sus otras dos contrincantes, Mónica de Greiff y María Luisa Mesa. El segundo, es sobre Alejandro Lyons, gobernador de Córdoba –mi tierrita–, al que últimamente se le ha visto preocupado tras los rumores de que es un tacaño.
Montealegre y su reinado
Para los expertos y los jurados, Eduardo Montealegre parece estar ganando la batalla. Sus medidas perfectas, sumado al escándalo de su divorcio con Carlos Palacino (ex director de Saludcoop), lo tienen como el candidato del que todos hablan y el que sería la próxima reina de la Fiscalía. Pero esto no es todo, Montealegre, luego del asedio por los medios y los magistrados que lo buscan muy pero muy de cerca –más de lo que cualquier mente retorcida podría imaginarse–, ha prometido que sí es elegido, hará una fiesta en Villa Valeria, lugar donde pasó su luna de miel con Palacino, y que por decisión del juez que llevaba el caso del divorcio, ahora le pertenece a Montealegre junto con 4 mil millones de pesos de Saludcoop. Finalmente, se dice que “my president” ya estuvo en la hermosa suite en el complejo de Villa Valeria… o ¿Villa Alegre?
Lyons y su tacañería
Para los choferes y los paramilitares, Alejandro Lyons es un tacaño, o mejor dicho, el rico cují –dícese de un tacaño en la Costa–. Todo surge luego de que Sadís Ríos, chofer de Rodrigo Mercado alias “Cadena” actor de la serie “El Cartel de los Sapos”, denunciara que el actual gobernador del Departamento de Córdoba no es más que un tacaño, al pretender pagarle la mitad de lo que valía una carrera de la Gobernación de Córdoba, en pleno centro de Tierralta, perdón, de Montería; hasta el set de grabación de la serie antes mencionada.
Ríos se quejó porque una carrera que costaba alrededor de 200 millones –dado el estado de las vías, sumado a los trancones de los mototaxis, el costo de la gasolina y al derecho de permanecer en silencio sin decir absolutamente nada–, fue cancelada por parte de Lyons, con tan sólo unos cuantos dólares que tras el cambio a moneda colombiana equivaldrían a 100 milloncitos de pesos.
“No hermano, un tipo como Lyons, lleno de plata con la Gobernación, sobrino de Luis Ignacio Lyons, no es capaz de pagar completa una carrera… no así no aguanta”, fue lo que dijo el chofer, que tras ese hecho, pasó su carta de renuncia y fue a acusar al Gobernador con la Corte Suprema.
En fin, es que en este país pasan unas cosas. Las candidatas son cada vez más ricas gracias a todas esas buenas relaciones que forjan camino a la corona, y los gobernadores cada vez más “bolsillo amarrados” con sus trabajadores y ciudadanos… Cosa que si me leen en Suiza dirían que yo si hablo mucha paja, pero suizos, en serio, lo que digo es ¡verdad!



Guerra de las galaxias
 
Por Rezandero
Me duele decirlo, pero si Siria está en la imunda, Bogotá está en la fea. Y confieso que pensé estrenar esta editorial con un desparpajo de humor, con lo insólitamente curioso que pasa en Colombia y en ningún otro país del mundo –como que a Mancuso le pidan autógrafos en Montería–. Pero el caso es que debo empezar esta sección diciendo que a nuestra capital  han llegado los Ovnis (Objeto Volador No Identificado) o, mejor, los extraterrestres, porque, aunque muchos tienen algo de voladores, son plenamente identificados: unos bichitos verdes aficionados al gran técnico Hernán Darío Gómez, y que han llegado a la tierra para profesar su más reciente consigna: dar bolillazos.
Llegaron el viernes 9 de marzo, un día después de que el reino humano-animal conmemorara la gran fiesta conocida como DIAF (Día Internacional de Arrancar Flores), y que se ha ido mezclando con el Día Internacional de la Mujer. El caso es que estos bichitos llegaron con toda y, en vez de descansar del gran viaje que tenían encima, se fueron sin más reposo alguno, e iniciaron con su propósito.
Los hechos ocurrieron cuando yo venía caminando tranquilamente por la calle 53 con Caracas. En ese momento, todo estaba tranquilo. Pero, de repente, me sentí en las tradicionales fiestas de San Fermín –de donde heredamos al Procurador y las corridas–, cuando una avalancha de Homo sapiens y extraterrestres corrían hacia mí. Confieso que me asusté tanto cómo se podría asustar Uribe si regresase Luis Carlos Restrepo al país. Fue una cosa espantosa, mejor dicho, ¡qué guerra de las galaxias ni qué guerra de las galaxias! Para ese entonces, lo único que se me ocurrió fue hacerle honor a mi nombre: recé, recé y recé. Y, al parecer, Dios me escuchó porque me mandó del cielo una espada con superpoderes con la que pude captar el instante de cuando un bichito de estos, tras alcanzar a un joven que se había resistido a acompañarlo a una estación de Transmilenio, lo empujó hacia la calle, con tan mala fortuna que venía pasando, justo en ese instante, un vehículo manejado por un señor de unos 60 años, que ‘enviagrado’ –como lo confesó en una nota a La Mentira– iba de afán tras su moza de 15. El acelere del señor, sumado al empujón del bichito, provocaron un gran accidente que dejó en grave estado al joven.
Los extraterrestres en la ciudad/ foto de: Rezandero
No sé ustedes, pero a mí me quedaron varias lecciones de vida. La primera: Bogotá está en la imunda. La segunda: debemos luchar contra estos extraterrestres que, además de dar ‘bolillo’, son pirómanos en potencia. La tercera: que no hay que tener mozas de quince. Y la última… que por favor señores, si tienen una finquita en villeta, váyanse para allá por unas cuantas décadas mientras vemos qué hacemos con la capital.




El joven tras el accidente/ foto de: Rezandero


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